miércoles, 12 de octubre de 2011

LA HISTORIA ESCRITA POR VENCEDORES NO PUDO HACER CALLAR A LOS TAMBORES.

Un estusiasta y optimista grupo de chicos y chicas se sentó en unos bancos de una nueva plaza del conurbano para crear. Para conocer, para revivir nuevamente la aventura del contacto con las viejas raices olvidadas e imaginar nuevos sonidos, nuevos y viejos ritmos y ritos, y hacerlos realidad con sus propias manos.
Así se ponía en acción, en una tarde soleada de domingo, el Taller Libre de Percusión Experimental. Quizá porque también hay una historia rebelde escrita por los ignorados de la historia, nuevamente las carencias no son un obstáculo para la expresión.
Hace más de 500 años comenzaba en esta parte del mundo  uno de los episodios mas graves de silenciamiento y ocultamiento de toda una cultura y cosmovisión, con la llegada de los colonizadores que traían con su accionar el salvaje 'progreso' y una cultura y religión a implantar a sangre y fuego. Luego, cuando el exterminio de esos considerados seres inferiores puso en peligro las fuerzas de la producción y la mano de obra necesaria para el saqueo, fueron arrancados de sus lugares cientos de miles de negros y traídos despóticamente para ser rebajados por la fuerza. Desde luego, la cultura de estos esclavos fue vilipendiada y fue lo primero que se les intentó arrebatar con suplicios y muerte. Pero la ignorancia del inquisidor era manifiesta: a un pueblo se le puede arrebatar todo lo material que posea, pero jamás su escencia, su identidad, su cultura, que es su alma.
Si aquellos negros solo fueron arrebatados de sus territorios con su cuerpo y nada mas, una vez en tierra encontraron maneras de reporducir sus máscaras, sus tambores, sus estatuillas y vestimentas rituales. Inmediatamente los amos comenzaron a arrebatarles todos esos nuevos elementos de reproducción de sus viejas prácticas. Pero los africanos siempre encontraron formas de seguir resisitiendo con su cultura como estandarte. Lo mismo ocurrió con los nativos americanos. Sus lugares de adoración fueron demolidos y reemplazados por templos del nuevo dios, sus prácticas religiosas salvajemente perseguidas, y sus manifestaciones culturales degradadas constantemente. Sin embargo persistieron.
Hoy, en el marco del capitalismo consumista, los instrumentos para la exploración artísticas son vedados a las mayorías populares. Muchos, que solo cuentan con lo necesario para la subsistencia, no pueden destinar sus magros ingresos a la compra de instrumentos musicales, implementos artísticos, porque de hecho esa es la escencia del sistema: mantener a las mayorías en la mera subsistencia, como consumidores, y no como creadores. 
En nuestro caso esa dificultad se traduce en la imposibilidad de tener un lugar donde brindar el taller, y sabemos que muchos que también poseen una voluntad similar y una vocación transformadora atraviesan por una situación igual. Ni siquiera poseemos instrumentos musicales necesarios.
Sin embargo decimos, que todo eso no nos va a hacer callar. No nos acobardamos ante las carencias impuestas, y aceptamos el desafío de explorar al máximo nuestra creatividad para, a pesar de las trabas, seguir reeditando viejas prácticas de nuestro arte popular. Para seguir adelante con el arte, con la expresión, con la creación, a pesar de todo.
Por eso estamos en el espacio público. Por eso tocamos en tarros de pintura. Por eso, si fuera necesario y no quedara otra, solo utilizaríamos las palmas. Porque nuestra escencia es rebelde y obstinada.
Por eso te invitamos a sumarte.

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