jueves, 29 de septiembre de 2011

PROYECTOS



En Merlo, como en todo el mundo, es difícil para las bandas nuevas o sin recursos difundir su música. La posibilidad de mostrar lo que uno crea queda librado a la suerte, a pegar onda con alguien del “ambiente” y adaptar el sonido a lo que los mercaderes del arte consideran vendible y les pueda generar ganancias.
Esto es así y en todo el mundo, y sólo podemos modificarlo cambiando la sociedad de raíz, por eso decimos libertad del arte para la revolución, revolución para la libertad del arte. Es decir, vemos en el arte un frente más de lucha por cambiar esta sociedad.
En Merlo en particular, la simple libertad de tocar en cualquier plaza se encuentra coartada, ni aún pagando se puede tocar fuera de las limitada Casas Culturales del Municipio. 
Tenemos el Tejadito y la Colonial y ahí le dan el lugar a Ricardo Montaner. Y festejamos el gran evento gratuito, pero… ¿Y las bandas de Merlo?
Para lograr un espacio debemos armar una movida cultural independiente, por un arte libre, que difunda y organice, porque una condición fundamental para la libertad es poder mostrar lo que uno hace. En este sentido, nosotros ponemos nuestra página a disposición de todas las bandas que deseen difundir sus temas, fotos, videos, la fecha en la que tocan, sus datos o lo que quieran difundir; en camino a agruparnos y, a partir de conocernos, poder organizarnos.
En cuanto a los medios de comunicación la situación es similar. A nivel nacional los artistas no-consagrados no tienen posibilidad de acceder ni al monopólico Grupo Clarín ni al "Grupo de Amigos del Gobierno", salvo que sean afines a estos grupos o pongan mucha plata. Lo mismo ocurre con las organizaciones políticas o sociales que no estamos alineados con ninguno de ellos, y hasta a los propios periodistas se les cierran las puertas si no tienen un gancho y si no adoptan la postura del grupo.
Ante esto, vemos necesario plantearnos el desafío de crear un canal alternativo que nos permita expresarnos sin condicionamientos, que pueda aportar a la difusión de artistas y aporte a una movida cultural independiente en Merlo, pero que también sea canal de los que no tenemos voz en los medios locales (hoy están todos ligados al intendente Othacehé).
Para nosotros es fundamental que la iniciativa por la libertad artística esté ligada a iniciativas que vayan por todas las libertades, porque no hay forma de conseguir una sin las otras. La mayor o menor libertad artística en determinada situación política o durante determinado gobierno, puede tomarse como síntoma o reflejo del estado de las libertades democráticas en su conjunto. La libertad de expresión, la libertad de reclamar, la libertad de pertenecer a un partido político y la libertad artística están unidas de tal modo que es casi imposible alcanzar una sin alcanzar todas las libertades. Para ser más claros, es conocido el ejemplo de la dictadura genocida: cientos de artistas e intelectuales fueron censurados y obligados al exilio, mientras que los rockeros y los hippies eran marginados a oscuros sótanos para poder escuchar la música que les gustaba. Esta situación sólo se revirtió cuando la gente salió a la calle cansada de la dictadura.
Dicho esto y viendo la actualidad cultural en Merlo, no cabe hacer un análisis muy profundo para determinar cuál es la situación general en que se encuentran las libertades democráticas en nuestro distrito....
Por esta razón, convocamos a todos los que deseen participar en esta iniciativa: artistas de todas las disciplinas, periodistas o personas con espíritu periodístico, locutores o caraduras que le pongan la voz, humoristas, chistosos y todos los que quieran participar de una radio que queremos que todo Merlo la escuche, una radio de calidad donde se van a empezar a escuchar otras voces.
Sumate.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Quienes Somos?

Somos un grupo de militantes que pretende abrir un espacio para las manifestaciones culturales y sociales en el Conurbano, mas específicamente en Merlo. Queremos plantarnos como una alternativa cultural a los medios de difusión de lo cultural que conciben al arte y sus manifestaciones como una mera mercancía, un valor de cambio con el que pueden lucrar y aquellas instituciones que lo acaparan como un medio para la negociación política, y continúan con una concepción clientelar del arte popular.
Queremos convertirnos en un espacio de intercambio y difusión de la oferta cultural de nuestro lugar, nuestros barrios, nuestros espacios. Es por ello que te convocamos. Si tenés una banda de rock o de cualquier otro estilo musical, un grupo de intervención artistica, o lo haces de manera individual, si tenés un grupo de teatro, o un grupo social que se ocupa en cualquier manifestación social o cultural, te convocamos, hay un espacio para vos con nosotros.
Esto es lo que estamos siendo por el momento, y estas son nuestras propuestas. Si te unís, seguramente podremos ser algo más, tal vez algo mejor.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Sumate!

Manifiesto por un arte revolucionario independiente


André Breton, Leon Trotzky y Diego Rivera

Puede afirmarse sin exageración, que nunca como hoy nuestra civilización ha estado amenazada por tantos peligros. Los vándalos, usando sus medios bárbaros, es decir, extremadamente precarios, destruyeron la antigua civilización en un sector de Europa. En la actualidad, toda la civilización mundial, en la unidad de su destino histórico, es la que se tambalea bajo la amenaza de fuerzas reaccionarias armadas con toda la técnica moderna. No aludimos tan sólo a la guerra que se avecina. Ya hoy, en tiempos de paz, la situación de la ciencia y el arte se ha vuelto intolerable.
En aquello que de individual conserva en su génesis, en las cualidades subjetivas que pone en acción para revelar un hecho que signifique un enriquecimiento objetivo, un descubrimiento filosófico, sociológico, científico o artístico, aparece como un fruto de un azar precioso, es decir, como una manifestación más o menos espontánea de la necesidad. No hay que pasar por alto semejante aporte, ya sea desde el punto de vista del conocimiento general (que tiende a que se amplíe la interpretación del mundo), o bien desde el punto de vista revolucionario (que exige para llegar a la transformación del mundo tener una idea exacta de las leyes que rigen su movimiento). En particular, no es posible desentenderse de las condiciones mentales en que este enriquecimiento se manifiesta, no es posible cesar la vigilancia para que el respeto de las leyes específicas que rigen la creación intelectual sea garantizado.
No obstante, el mundo actual nos ha obligado a constatar la violación cada vez más generalizada de estas leyes, violación a la que corresponde, necesariamente, un envilecimiento cada vez más notorio, no sólo de la obra de arte, sino también de la personalidad “artística”. El fascismo hitleriano, después de haber eliminado en Alemania a todos los artistas en quienes se expresaba en alguna medida el amor de la libertad, aunque esta fuese sólo una libertad formal, obligó a cuantos aún podían sostener la pluma o el pincel a convertirse en lacayos del régimen y a celebrarlo según órdenes y dentro de los límites exteriores del peor convencionalismo.
Dejando de lado la publicidad, lo mismo ha ocurrido en la URSS durante el periodo de furiosa reacción que hoy llega a su apogeo.
Ni que decir tiene que no nos solidarizamos ni un instante, cualquiera que sea su éxito actual, con la consigna: “Ni fascismo ni comunismo” consigna que corresponde a la naturaleza del filisteo conservador y asustado que se aferra a los vestigios del pasado “democrático”. El verdadero arte, es decir aquel que no se satisface con las variaciones sobre modelos establecidos, sino que se esfuerza por expresar las necesidades íntimas del hombre y de la humanidad actuales, no puede dejar de ser revolucionario, es decir, no puede sino aspirar a una reconstrucción completa y radical de la sociedad, aunque sólo sea para liberar la creación intelectual de las cadenas que la atan y permitir a la humanidad entera elevarse a las alturas que sólo genios solitarios habían alcanzado en el pasado. Al mismo tiempo, reconocemos que únicamente una revolución social puede abrir el camino a una nueva cultura. Pues si rechazamos toda la solidaridad con la casta actualmente dirigente en la URSS es, precisamente, porque a nuestro juicio no representa el comunismo, sino su más pérfido y peligroso enemigo.
Bajo la influencia del régimen totalitario de la URSS, y a través de los organismos llamados organismos “culturales” que dominan en otros países, se ha difundido en el mundo entero un profundo crepúsculo hostil a la eclosión de cualquier especie de valor espiritual. Crepúsculo de fango y sangre en el que, disfrazados de artistas e intelectuales, participan hombres que hicieron del servilismo su móvil, del abandono de sus principios un juego perverso, del falso testimonio venal un hábito y de la apología del crimen un placer. El arte oficial de la época estalinista refleja, con crudeza sin ejemplo en la historia, sus esfuerzos irrisorios por disimular y enmascarar su verdadera función mercenaria.
La sorda reprobación que suscita en el mundo artístico esta negación desvergonzada de los principios a que el arte ha obedecido siempre y que incluso los Estados fundados en la esclavitud no se atrevieron a negar de modo tan absoluto, debe dar lugar a una condenación implacable. La oposición artística constituye hoy una de las fuerzas que pueden contribuir de manera útil al desprestigio y a la ruina de los regímenes bajo los cuales se hunde, al mismo tiempo que el derecho de la clase explotada a aspirar a un mundo mejor, todo sentimiento de grandeza e incluso de dignidad humana.
La revolución comunista no teme al arte. Sabe que al final de la investigación a que puede ser sometida la formación de la vocación artística en la sociedad capitalista que se derrumba, la determinación de tal vocación sólo puede aparecer como resultado de una connivencia entre el hombre y cierto número de formas sociales que le son adversas. Esta coyuntura, en el grado de conciencia que de ella pueda adquirir, hace del artista su aliado predispuesto. El mecanismo de sublimación que actúa en tal caso, y que el sicoanálisis ha puesto de manifiesto, tiene como objeto restablecer el equilibrio roto entre el “yo” coherente y sus elementos reprimidos. Este restablecimiento se efectúa en provecho del “ideal de sí”, que alza contra la realidad, insoportable, las potencias del mundo interior, del sí, comunes a todos los hombres y permanentemente en proceso de expansión en el devenir. La necesidad de expansión del espíritu no tiene más que seguir su curso natural para ser llevada a fundirse y fortalecer en esta necesidad primordial: la exigencia de emancipación del hombre.
En consecuencia, el arte no puede someterse sin decaer a ninguna directiva externa y llenar dócilmente los marcos que algunos creen poder imponerle con fines pragmáticos extremadamente cortos. Vale más confiar en el don de prefiguración que constituye el patrimonio de todo artista auténtico, que implica un comienzo de superación (virtual) de las más graves contradicciones de su época y orienta el pensamiento de sus contemporáneos hacia la urgencia de la instauración de un orden nuevo.
La idea que del escritor tenía el joven Marx exige en nuestros días ser reafirmada vigorosamente. Está claro que esta idea debe ser extendida, en el plano artístico y científico, a las diversas categorías de artistas e investigadores. “El escritor – decía Marx – debe naturalmente ganar dinero para poder vivir y escribir, pero en ningún caso debe vivir para ganar dinero... El escritor no considera en manera alguna sus trabajos como un medio. Son fines en sí; son tan escasamente medios en sí para él y para los demás, que en caso necesario sacrifica su propia existencia a la existencia de aquéllos... La primera condición de la libertad de la prensa estriba en que no es un oficio.” Nunca será más oportuno blandir esta declaración contra quienes pretenden someter la actividad intelectual a fines exteriores a ella misma y, despreciando todas las determinaciones históricas que le son propias, regir, en función de presuntas razones de Estado, los temas del arte. La libre elección de esos temas y la ausencia absoluta de restricción en lo que respecta a su campo de exploración, constituyen para el artista un bien que tiene derecho a reivindicar como inalienable. En materia de creación artística, importa esencialmente que la imaginación escape a toda coacción, que no permita con ningún pretexto que se le impongan sendas. A quienes nos inciten a consentir, ya sea para hoy, ya sea para mañana, que el arte se someta a una disciplina que consideramos incompatible radicalmente con sus medios, les oponemos una negativa sin apelación y nuestra voluntad deliberada de mantener la fórmula: toda libertad en el arte.
Reconocemos, naturalmente, al Estado revolucionario el derecho de defenderse de la reacción burguesa, incluso cuando se cubre con el manto de la ciencia o del arte. Pero entre esas medidas impuestas y transitorias de autodefensa revolucionaria y la pretensión de ejercer una dirección sobre la creación intelectual de la sociedad, media un abismo. Si para desarrollar las fuerzas productivas materiales, la revolución tiene que erigir un régimen socialista de plan centralizado, en lo que respecta a la creación intelectual debe desde el mismo comienzo establecer y garantizar un régimen anarquista de libertad individual. ¡Ninguna autoridad, ninguna coacción, ni el menor rastro de mando! Las diversas asociaciones de hombres de ciencia y los grupos colectivos de artistas se dedicarán a resolver tareas que nunca habrán sido tan grandiosas, pueden surgir y desplegar un trabajo fecundo fundado únicamente en una libre amistad creadora, sin la menor coacción exterior.
De cuanto se ha dicho, se deduce claramente que al defender la libertad de la creación, no pretendemos en manera alguna justificar la indiferencia política y que está lejos de nuestro ánimo querer resucitar un pretendido arte “puro” que ordinariamente está al servicio de los más impuros fines de la reacción. No; tenemos una idea muy elevada de la función del arte para rehusarle una influencia sobre el destino de la sociedad. Consideramos que la suprema tarea del arte en nuestra época es participar consciente y activamente en la preparación de la revolución. Sin embargo, el artista sólo puede servir a la lucha emancipadora cuando está penetrado de su contenido social e individual, cuando ha asimilado el sentido y el drama en sus nervios, cuando busca encarnar artísticamente su mundo interior.
En el periodo actual, caracterizado por la agonía del capitalismo, tanto democrático como fascista, el artista, aunque no tenga necesidad de dar a su disidencia social una forma manifiesta, se ve amenazado con la privación del derecho de vivirla y continuar su obra, a causa del acceso imposible de ésta a los medios de difusión. Es natural, entonces, que se vuelva hacia las organizaciones estalinistas, que le ofrecen la posibilidad de escapar a su aislamiento. Pero su renuncia a cuanto puede constituir su propio mensaje y las complacencias terriblemente degradantes que esas organizaciones exigen de él, a cambio de ciertas ventajas materiales, le prohíben permanecer en ellas, por poco que la desmoralización se manifieste impotente para destruir su carácter. Es necesario, a partir de este instante, que comprenda que su lugar está en otra parte, no entre quienes traicionan la causa de la revolución al mismo tiempo, necesaria-mente, que la causa del hombre, sino entre quienes demuestran su fidelidad inquebrantable a los principios de esa revolución, entre quienes, por ese hecho, siguen siendo los únicos capaces de ayudarla a consumarse y garantizar por ella la libre expresión de todas las formas del genio humano.
La finalidad de este manifiesto es hallar un terreno en el que reunirá los mantenedores revolucionarios del arte, para servir la revolución con los métodos del arte y defender la libertad del arte contra los usurpadores de la revolución. Estamos profundamente convencidos de que el encuentro en ese terreno es posible para los representantes de tendencias estéticas, filosóficas y políticas, aun un tanto divergentes. Los marxistas pueden marchar ahí de la mano con los anarquistas, a condición de que unos y otros rompan implacablemente con el espíritu policiaco reaccionario, esté representado por José Stalin o por su vasallo García Oliver(1).
Miles y miles de artistas y pensadores aislados, cuyas voces son ahogadas por el odioso tumulto de los falsificadores regimentados, están actualmente dispersos por el mundo. Numerosas revistas locales intentan agrupar en torno suyo a fuerzas jóvenes, que buscan nuevos caminos y no subsidios. Toda tendencia progresiva en arte es acusada por el fascismo de degeneración. Toda creación libre es declarada fascista por los estalinistas. El arte revolucionario independiente debe unirse para luchar contra las persecuciones reaccionarias y proclamar altamente su derecho a la existencia. Un agrupamiento de estas características es el fin de la Federación internacional del Arte Revolucionario independiente (FIARI), cuya creación juzgamos necesaria.
No tenemos intención alguna de imponer todas las ideas contenidas en este llamamiento, que consideramos un primer paso en el nuevo camino. A todos los representantes del arte, a todos sus amigos y defensores que no pueden dejar de comprender la necesidad del presente llamamiento, les pedimos que alcen la voz inmediatamente. Dirigimos el mismo llama-miento a todas las publicaciones independientes de izquierda que estén dispuestas a tomar parte en la creación de la Federación internacional y en el examen de las tareas y de los métodos de acción. Cuando se haya establecido el primer contacto internacional por la prensa y la correspondencia, procederemos a la organización de modestos congresos locales y nacionales. En la etapa siguiente deberá reunirse un congreso mundial que consagrará oficialmente la fundación de la Federación internacional.
He aquí lo que queremos:
La independencia del arte – por la revolución;
La revolución – por la liberación definitiva del arte.
André Breton, Diego Rivera (2)
México, 25 de julio de 1938

Notas
(1) García Oliver, anarquista español, perteneció al grupo de acción española, contribuyó a organizar las milicias obreras catalanas y de Durruti y militó en la CNT y en la FAI. Durante la guerra civil adoptó la política del Frente Popular, aceptando el Ministerio de Justicia en el gabinete de Largo Caballero.
(2) Aunque publicado con estas dos firmas, el manifiesto fue redactado de hecho por León Trotski y André Breton. Por razones tácticas, Trotski pidió que la firma de Diego Rivera sustituyese a la suya.

Conceptos Marxistas sobre el Arte


1. Práctica , producción y actividad artística

a)    La práctica estética responde a la necesidad social de objetivar, materializándola en objetos sensibles (acciones, hechos o cosas), nuestra subjetividad, como modelo de afirmarnos como seres integrales (“con todos los sentidos”) en el mundo que nos rodea. Se trata de un tipo de producción, es decir una práctica transformadora de la realidad material, “dándole forma y sentido humanos”, incorporando en ella objetos que existan como tales por y para nosotros, modificándonos como sujetos en este proceso (1).


      b)    La satisfacción de esa necesidad es la “función social” específica del arte: la creación de objetos en los que la subjetividad humana se plasma, exterioriza y amplifica, adquiriendo una existencia objetiva propia. Es sólo satisfaciendo esa necesidad que lo estético cumple diversas “funciones”: lúdicas, técnicas, cognoscitivas, ideológicas, comunicativas, terapéuticas, educativas, decorativas, etc., sin agotarse en ninguna de ellas.


      c)    Las prácticas artísticas están condicionadas histórica y socialmente, pero este condicionamiento muestra una “relación desigual” respecto de la producción material, y la división del trabajo que de ella resulta. “El concepto de progreso no debe ser concebido de la manera abstracta habitual (…). En lo concerniente al arte, ya se sabe que ciertas épocas de florecimiento artístico no están de ninguna manera en relación directa con el desarrollo general de la sociedad”. Marx cita como ejemplo la épica griega, que solo pudo darse en su forma “clásica” antes del florecimiento de la sociedad griega, “en un estadio poco desarrollado”. (2). En general, “cuando se trata de examinar la conexión entre la producción intelectual y la producción material,  hay que tener cuidado, ante todo, de no concebir a esta como una categoría general, sino bajo una forma histórica determinada y concreta” (3).

d)    “Pero la dificultad no consiste en comprender que el arte griego y la epopeya estén ligados a ciertas formas del desarrollo social. La dificultad consiste en comprender que puedan aún proporcionarnos goces artísticos…”(4). Esta “vigencia” fuera de su época y sociedad muestra la relativa autonomía de lo artístico, que rebasa ese condicionamiento social. Como objetivación de sentimientos, emociones y aspiraciones de seres humanos reales, el producto artístico no puede dejar de expresar su sociedad y época; pero no lo hace como reflejo o traslación ideológica, sino como expresión (o como intento de expresión) de un ser humano integral, buscando sintetizar lo particular y lo universal de esa época y sociedad. Autonomía que no se da fuera de la historia, sino a través de ella. Para seguir el ejemplo, se necesitaron las condiciones históricamente determinadas del “Renacimiento” para que el arte griego recuperase la vigencia que había perdido por siglos.

e)    Condicionamiento social y autonomía del arte no son “negaciones” o “polos opuestos”, ni pueden escindirse –ya sea concibiendo el desarrollo histórico del arte  como independiente de la sociedad, ya sea considerándolo como “etapas cerradas” de un “arte de clase” para cada época determinada-. “Sería infantil creer que cada clase puede producir por sí misma, de una manera total y plena, su propio arte(…).En general, la creación artística es una tarea hereditaria, continua. Cada nueva clase en ascenso se apoya sobre los hombros de la anterior. Pero esta continuidad es dialéctica, es decir se descubre en forma de repulsiones y rupturas internas (…).La creación artística consiste siempre en un trastrocamiento complejo de las formas antiguas bajo la influencia de estímulos nuevos, nacidos fuera del arte” (5).




2. Arte y capitalismo.


a)    La producción artística solo puede desarrollarse plenamente como trabajo concreto, ligado estrechamente a la necesidad específica que busca satisfacer, donde lo primordial es lo cualitativo. Esto explica que las relaciones entre producción artística y las condiciones  sociales en que se produce se presentan bajo el capitalismo con un grado de contradicción que no conocieron las sociedades anteriores.

b)    El Capitalismo es ante todo producción generalizada de mercancías, donde todas las relaciones de producción  (incluida la básica entre capitalistas y asalariados) se presentan como operaciones de compra-venta, donde el fin de la producción (la satisfacción de necesidades humanas) esta totalmente desplazado por relaciones cuantitativas “entre cosas”. En el mismo trabajo productor, lo cualitativo es sustituido por lo cuantitativo, a través de la fragmentación del trabajo cuya máxima expresión es la industria. Esta forma de división del trabajo social, que  por un lado significó desarrollar las fuerzas productivas a un nivel inimaginable antes, por el otro ha llevado a la degradación de la principal fuerza productora, los seres humanos, en la forma de enajenación, empobrecimiento y deshumanización, en la medida que ese desarrollo se realizó en provecho de una clase.

c)    La tendencia histórica del capitalismo ha sido convertir en mercancía todo lo que toca, y en asalariados productores de plusvalía (o en ejercito de reserva, o marginales directamente hoy día) a los productores. “Así se explica uno que la producción capitalista sea hostil a ciertas producciones de tipo artística, como el arte y la poesía.” (6).  Reduciendo el producto artístico a mercancía, la actividad artística a producción de valores de cambio –y en más de una rama del arte, a trabajo asalariado- el capitalismo tiende a anular, a desnaturalizar, esa función social. Esta contradicción en las relaciones mismas de producción, no se había dado a tal punto en ninguna sociedad anterior. Siendo muchas las contradicciones que, por ejemplo, podía tener una artista en una sociedad feudal  (limitaciones ideológicas a la libertad, imposición de gustos de quien le encargaba la obra, etc.), el carácter artesanal del trabajo no significaba en sí mismo la negación de la creatividad, como en cambio sí pueden significar las conducciones de producción de, por ejemplo un actor que “hace bolos” en el cine o televisión, un músico que “acompaña”, etc.

d)    Esto marca la contradicción en que el arte se desarrolla bajo el capitalismo. “Desde un punto de vista general, el hombre expresa en el arte su exigencia de armonía y plenitud de la existencia, es decir de los bienes mas preciosos que le niega la sociedad clasista. Por ello toda obra de arte auténtica implica una protesta contra la realidad, protesta consciente o inconsciente, activa o pasiva, optimista o pesimista”.(7), que tiende a cumplir un papel desalienante, así fuera sólo por evidenciar las carencias de una sociedad alienante, en actividad alienada.


e)    Esto explica que bajo el capitalismo cada corriente artística nueva haya aparecido como una rebelión. Mientras la burguesía fue una fuerza social en ascenso, pudo  disciplinar y asimilar cada movimiento artístico <rebelde>, llevándolo al nivel del <reconocimiento> oficial”(8), en un proceso contradictorio, que combina la “presión y la exhortación, el boicot y los halagos, y que tras el <reconocimiento> se iniciara la agonía de ese movimiento artístico, y el surgimiento de un nuevo movimiento rebelde”.(9). De esta forma es que se desarrollaron del clasicismo al impresionismo, cuyos valores estéticos, por la vía de  esa asimilación  contradictoria, se generalizaron, incorporándose como “patrimonio” o “trasfondo” cultural  que han influido en la formación de la sensibilidad estética, hasta hoy inconcluso.


f)      Pero en la época del imperialismo y las revoluciones, cuando las contradicciones sociales se han agravado al máximo, el capitalismo no puede ofrecer las condiciones mínimas para el desarrollo de corrientes artísticas., ni siquiera en la forma limitada del pasado. La asimilación  asume un carácter mucho más contradictorio, por ejemplo en la forma de “moda” estética destinada a aumentar rápidamente, y por corto tiempo, las ganancias de “marchands”, “productores”, etc., como viene ocurriendo con la plástica del cubismo para acá, o con la música popular desde hace décadas. La hostilidad de la producción capitalista hacia el arte se ha convertido, en nuestra época, en negación de las condiciones para su desarrollo.


3. Arte y revolución.   

a)    Mientras las relaciones sociales del capitalismo sigan existiendo, dominarán –al igual que sobre todos los aspectos sociales- en el terreno de la producción artística, y todos los logros que se alcancen desde el arte mismo serán limitados y provisorios, permanentemente amenazados, y alcanzados a un costo personal (individual y grupal) cada vez mayor. De esto, nuestro caso concreto, la Argentina actual, lo ejemplifica no sólo con el cada vez mayor ahogo de las actividades artísticas más o menos independientes, sino con la liquidación de los que hasta hace algunos años contaban con un espacio social mayor.


b)    En esto radica el carácter objetivamente revolucionario de la actividad artística en nuestra época: en que mas allá de la voluntad o conciencia del artista, para el desarrollo pleno de su actividad se ha vuelto necesaria la transformación revolucionaria de las condiciones sociales. “El arte, que representa el elemento más complejo, el más sensible y , el mismo tiempo el más vulnerable de la cultura, sufre muy particularmente de la disgregación y putrefacción de la sociedad burguesa . Es imposible encontrarle salida a este atolladero por los medios propios del arte. Toda la cultura está en crisis, desde sus cimientos económicos hasta las más altas esferas de la ideología. El arte ni puede salir de la crisis, ni mantenerse al margen. No puede salvarse solo. Perecerá inevitablemente, como pereció el arte griego bajo las ruinas de la sociedad esclavista, si la sociedad contemporánea no logra transformarse. El problema tiene pues, un carácter totalmente revolucionario” (10).


c)    Esta necesidad objetiva hace del artista un aliado potencial de la revolución (y por lo tanto, lo vuelve potencial peligroso para la burguesía, como hemos aprendido de sobra en nuestro país). Sus intereses como creador están objetivamente opuestos al de la burguesía. Pero con esta oposición objetiva no basta. En la medida en que no se convierta en oposición consciente,  y que esa oposición encuentre una perspectiva política revolucionaria, el choque cada vez más duro contra las condiciones sociales adversas tienden a convertirse en causa de desorientación, escepticismo y  desmoralización.

4. Arte y política revolucionaria.   

a)    Una orientación política revolucionaria con relación al arte sólo puede partir, como principio, de reconocer la función social propia de la actividad artística, y de la más amplia libertad que esta requiere para poder desarrollarse. Arte y militancia política responden a funciones distintas, son otros sus medios y objetivos. Cuando se alcanzase el objetivo de la militancia revolucionaria, la sociedad sin clases, y por lo tanto haya aquella cumplido su función histórica, la actividad estética no sólo seguirá siendo necesaria, sino que recién entonces contara con las condiciones para desarrollarse plenamente. La función del arte no es orientar a la clase obrera hacia y durante la construcción del socialismo, sino la de plasmar, sublimados y amplificados, los sentimientos y aspiraciones humanas. Es sólo siendo fiel a esa función y a sus propios medios que puede cumplir un papel desalienante, revolucionario, al evidenciar las profundas contradicciones sociales y personales  de nuestra época, alzando “contra la realidad, insoportable, las potencias del mundo interior, comunes a todos los hombres” (11).
Militancia revolucionaria y producción artística no pueden sustituirse entre sí, del mismo modo que la alimentación y actividad sexual no son sustitutivas. Ni aún cuando se ponen conscientemente al servicio una de otra pueden imponerse sus métodos o tareas. Para el militante revolucionario, como para cualquier mortal, sus necesidades estéticas solo pueden satisfacerse artísticamente; y para el artista, como para cualquier otro mortal también, la necesidad de transformar las condiciones sociales requiere de una militancia política.

b)    El eje principal de toda política revolucionaria en relación al arte es la lucha para lograr la total libertad que requiere la creación intelectual. El principal de “toda licencia en arte” muchas veces nos parece considerarse perogrullescamente: nadie puede crear plenamente amordazado o con una pistola en la cabeza. Pero la exigencia de la total libertad de creación no es solo un reclamo a levantar ante las formas más sutiles o más brutales de censura y persecución política. Ser consecuentes con este principio es ante todo enfrentar las actuales condiciones sociales de producción. La libertad de creación es negada por el capitalismo, desde el momento que la posibilidad misma de crear le es negada a la inmensa mayoría de la humanidad, y que el ate y la ciencia son convertidos en producción de mercancías. El trabajo intelectual que debe producir valores de cambio no es libre, ni aún en la más amplia democracia burguesa imaginable. Cuando exigimos “toda licencia en arte”, no solo nos estamos oponiendo a toda forma de censura; estamos planteando la necesidad de terminar con el modo de producción capitalista.

c)    Al mismo tiempo, significa oponerse a todo intento de disciplinar la producción artística. “Un poder auténticamente revolucionario no puede ni quiere darse la tarea de dirigir el arte, menos aún darle órdenes ni antes ni después de la toma del poder. Semejante pretensión solo ha podido ocurrírsele a una  burocracia ignorante, impúdica, ebria de omnipotencia, que se ha convertido en la antítesis de la revolución. El arte, como la ciencia, sólo no buscan dirección que por su propia naturaleza, no la pueden soportar” (12).

d)    Esta negativa desde el marxismo a pretender “dirigir” el arte no es ni desinterés ni “eclecticismo”, sino  -como en toda política marxista consecuente – reconocimiento de las leyes objetivas  del desarrollo social y su expresión histórica actual. “Si para desarrollar las fuerzas productivas materiales, la revolución tiene que erigir un régimen socialista de plan centralizado, en lo que respecta a la creación intelectual debe desde el mismo comienzo establecer y garantizar un régimen anarquista de libertad individual.” (13). “La creación espiritual necesita de la libertad. La idea comunista que persigue la sumisión de la naturaleza a la técnica y de la técnica al plan para forzar a la materia a dar al hombre todo lo que necesita y mucho más, tiende a un fin más alto, que es el de liberar para siempre las facultades creadoras del hombre de todas las trabas, dependencias o imposiciones. Ni las relaciones personales, ni la ciencia, ni el arte, tendrían que sufrir un plan impuesto. La creación espiritual, ¿será individual o colectiva y en qué medida? Esto dependerá enteramente de los creadores”. (14) Creadores que la “idea comunista” es que sean todos los seres humanos (15).


e)    La acción política revolucionaria no anula las leyes objetivas del desarrollo histórico, sino que, por el contrario, es su aplicación consciente para transformar la sociedad. Al reconocer la necesidad objetiva de la más amplia libertad para la producción intelectual, se está aplicando su ley de desarrollo desigual, para ver qué papel le cabe a un “poder auténticamente revolucionario” en este terreno. Su tarea “cultural” específica es, ante todo, la lucha por sentar las bases que hagan posible una nueva cultura: que la clase obrera tome el poder y construya el socialismo. Sin esto no habrá otra cultura que la cada vez mayor barbarización capitalista. Inseparable de esta tarea es el ayudar e impulsar a que todos los sectores objetivamente opuestos al capitalismo se movilicen contra él., hagan consciente esa oposición y se sumen a esa lucha política con una orientación y perspectiva revolucionaria. Si políticamente busca orientar y organizar, qué, cómo, con qué métodos, formas o contenidos, han de crear artísticamente es algo que un partido revolucionario no puede ni quiere determinar. “El partido (…que) prepara el terreno conscientemente, paso a paso, para una nueva cultura y, por consiguiente, para un nuevo arte”, no tiene por función reemplazar al conjunto de la sociedad en la construcción de esa cultura.

f)      Un partido auténticamente revolucionario defiende los intereses históricos de la clase trabajadora, y en cuanto tal, como partido, “en ningún caso puede adoptar las posiciones de un círculo literario que está combatiendo a otros” (16), intentando imponer una estética determinada, actuando de “promotor” o “mecenas” de grupos o corrientes estéticas, etc. Su tarea específica es la lucha permanente para que existan condiciones sociales y políticas que garanticen la más amplia libertad de creación intelectual, no sólo a los creadores de hoy, sino a la inmensa mayoría de creadores potenciales, y perdería esa perspectiva histórica y de conjunto ni bien actuase con “espíritu de círculo” o de “academia”. La síntesis de su política sigue siendo la expresión que Bretón y Trotsky propusieron: “Lo que queremos es: la independencia del arte, para la revolución; la revolución, para la liberación definitiva del arte.”
 Diego Guidi
  
Notas

(1)   K. Marx. Manuscritos de1844
 
(2)   Idem .Grundrisse T1
      (3)   Idem  . Historia crítica de la teoría de la plusvalía, T1
      (4)   Idem  Grundrisse T1
      (5)   L.Trotsky: Literatura y revolución.
      (6)   K. Marx : Historia Critica
      (7)   L.Trotsky: Arte y revolución
      (8)   Idem: Id
      (9)   Idem: Id
      (10) Idem: Id
(11) Idem y A. Bretón: Manifiesto…
 
(12) Ïdem: Arte y revolución
 
(13) Idem y A. Bretón: Manifiesto…
 
(14) Idem : La revolución traicionada
 
(15) K. Marx y F. Engels: La ideología alemana
 
(16) L. Trotsky : Literatura y revolución.



Este texto fue publicado en la Revista Manuscritos Nro. 6, de Junio de 1990. La Revista Manuscritos era una publicación del Frente de Artistas del MAS. En la presentación del artículo figuraba el siguiente texto:
“Entre Enero y Marzo pasados, en Manuscritos preparamos un curso de estudio de las tesis marxistas básicas sobre el arte. Sus lineamientos generales fueron presentados como ponencia a la Primera Bienal de Arte Alternativo – Tomarte – Rosario, en una síntesis más que apretada. El texto de esa ponencia es el que publicamos a continuación, como anticipo a una reelaboración del curso, que esperamos poder completar y editar en los próximos meses”.

Taller Libre de Percusión Experimental


Programa
El Taller se brinda como un espacio de creación colectiva y una experiencia de intercambio de saberes y prácticas relacionadas con la percusión como forma de expresión de nuestro pueblo latinoamericano.
Taller: Se trata de un espacio de trabajo, de creación, de experimentación, donde la materia con la que se trabaja no solo es el sonido, sino principalmente los vínculos que se forman en una actividad grupal, y también los instrumentos, que pueden ser creados espacialmente para fines musicales o encontrando una nueva faceta sonora a objetos de uso cotidiano.
Libre: Se pretende que la creación fluya lo mas libre posible, ajena a todo tipo de límites. El único límite esta dado por la estética y la integración e interacción colectiva. El taller se concibe como un espacio ajeno a una concepción ortodoxa o dogmática en la construcción del arte. No pensamos que haya solo una manera de hacer las cosas, y que precisamente nosotros somos quienes detentan ese saber. La cultura es un corpus en constante crecimiento y evolución, no algo estático que debe ser conservado a rajatabla, sino enriquecido en la acción y el uso, en la manifestación constante a través del tiempo.
Percusión: Los pueblos, se han manifestado desde los primeros momentos a través de distintos medios de expresión, siendo el sonido uno de los primigenios y si duda el mas universalizado. La percusión emerge como una rememoración del latido, y de los sonidos de la naturaleza. El hombre se relaciona a través de ella con las fuerzas naturales y el entorno, y con los entes que manejan los poderes de la naturaleza. Luego utiliza estos sonidos para la comunicación y la identificación. La percusión continúa sonando a través de los milenios con la misma carga mística y emotiva, y nos relaciona con ese ser primero, por tanto nos libera de las ataduras de la civilización y nos lleva de nuevo al contacto con la naturaleza y con nosotros mismos.
Experimental: El mayor aprendizaje se logra en la acción unida a la reflexión. En la experimentación se ponen en juego los impulsos gestados en el alma, y se sabe si estos son verdaderos, en el juego colectivo. Si bien la palabra experimentación está muy ligada al conocimiento científico y técnico, hay que decir que la experimentación es una actividad diaria, en la que conjugamos saber con hacer, para encontrar nuevos caminos. Esa es la idea del taller, poner en juego nuestra capacidad para descubrir nuevos horizontes sonoros, nuevas formas de decir tal vez viejas cosas.
Contenidos:
Se realiza un abordaje de la influencia africana en Nuestra América buscando especialmente aquellos hilos que nos unen en una identidad latinoamericana y que nos atraviesan  de sur a norte. La africanidad es una de las corrientes que ha ejercido mayor influencia en nuestra cultura grannacional  Precisamente aquellos ignorados de la historia fueron llamados a ejercer un peso trascendental en nuestra identidad.

Módulos:
1.         Afroperú:         El festejo. “El Alcatraz”. “Inga”  Panalivio.
Afrobolivia:      Saya tradicional. Saya caporales
2.         Afrocolombia: Porro. Currulao. “Mapalé”. La cumbia tradicional
Afrovenezuela: Golpe.
3.         Afrocuba:         Ritmos criollos: Son. Guajira. Guaguancó.
                                    Ritmos tradicionales: Palo. Makuta. Bembé
                                    Percusión procesional: La conga santiaguera, comparsa.
Adicional:         Afrobrasil:        Samba. Samba reggae.


Objetivos
Que los participantes puedan lograr la ejecución de los distintos instrumentos musicales involucrados en los módulos
Que se generen vínculos de interacción que posibiliten la ejecución conjunta de esos instrumentos logrando la armonía.
Que los participantes logren reconocer la importancia de las piezas ejecutadas e interpretarlas como parte de una tradición significativa reconociendo la historia tras el acto de la interpretación y así se reconozcan partícipes de una identidad común.


Objetivos secundarios:
Armar un ensamble de percusión que exhiba las capacidades adquiridas a través de un repertorio musical que se pretende lograr.
Posibilitar y facilitar la reflexión critica sobre la historia y reconocer el verdadero valor trascendental de mayorías suprimidas en nuestro continente como la negra y la indígena


Carga horaria:
Tres horas semanales o más, un ensayo de 3 horas cada 15 días preferiblemente en espacio público.
Taller Libre de Percusión experimental.
Materiales:
Siempre es preferible contar con buenos instrumentos de percusión. Pero aun si no tenés instrumentos, ni los medios para conseguirlos, podés procurarte alternativas económicas con las cuales producir buena música.
A continuación una lista de los instrumentos de percusión que se utilizan en el taller, sus alternativas, y también algunos materiales para construirlos.

Instrumento
Alternativa
Materiales para construir
Uso
Congas (Conga, tumbadora y quinto)
Bidón de agua para dispenser tipo Sparkling
Pasta de Aserrín
Todos los módulos
Cencerro (metálico o plástico. Campana
Pedazo de metal cóncavo. Caño cuadrado de metal. Sartén chico
Tubo grueso de metal
Todos los módulos
Clave
Palo de escoba recortado ( 15 a 20 cm .) 2 piezas
Palo de escoba o vara de madera similar o mas gruesa
Todos los módulos
Cajonga
Balde plástico de pintura de 10 litros
Madera
Todos los módulos.

Cajón
Bidón para líquidos de 10 o 20 litros
Madera


Surdo
Balde de pintura de 20 litros
Balde de pintura y placa radiográfica


Mazo
Palo de escoba y medias viejas de algodón tipo toalla.
Palo de escoba y medias viejas de algodón tipo toalla


Maracas /sonajas
Envases plásticos de yogur y semillas.
Envases plásticos de yogur y semillas

Chequeré

Calabaza seca y cuentas
Afrocubano/ afroperuano
Maracón
Envases plasticos y semillas
Envase plastico de gaseosa. Calabaza seca. Pasta de aserrin
Afrocolombiano.
Güiro / recorreco
Rallador
Rallador / caña de bambú con muescas
Afroperuano / afrocolombiano / afroboliviano
Pandereta

Lata circular de dulce de membrillo, chapitas.
Afrobrasilero
Quijada de burro. vibraslap
Teclado de computadora

EL FRENTE CONTRARREVOLUCIONARIO EN EL ARTE


 Por: Andrés Pectro. 
Técnico de Sonido y Grabación / Compositor y Productor Artístico

 Ya casi cumplida la primera década del siglo XXI, podemos afirmar que no surgió todavía ninguna vanguardia o nueva tendencia artística de relevancia. En ninguna rama del arte se vislumbra algo que rompa el estancamiento, que patee el tablero, que pueda marcar un nuevo camino renovador  en el cual las creaciones no sean simples variaciones intrascendentes de obras ya compuestas.
    Esto no quita que no haya artistas que lo intenten, incluso que logren una calidad artística meritoria, pero en realidad  resulta muy difícil encontrar algo que sorprenda, que atrape fuertemente, que represente una ruptura con la codificación existente ya tan agotada.
    Esto se ve claramente en la pintura, la fotografía, en el cine, la música, en todas las ramas del arte.  Por ejemplo, en la música, el rock (en su sentido más amplio podemos considerarlo el estilo mas popular a nivel mundial), que en las últimas décadas había sido el género más dinámico en cuanto a cambios y evoluciones, hoy  sufre una parálisis hasta el punto de haberse vuelto ya un producto absolutamente conservador, y esto vale también para todos sus subgéneros (desde el metal a la electrónica, y todas las infinidades de subvariantes y fusiones que existen). Si en los ´90 surgían grupos como Nirvana, Radiohead, Korn, Chemical Brothers, Bjork y un montón más inclusive a nivel nacional, cada uno (más allá de las preferencias individuales) con una nueva personalidad musical, ¿Han surgido nuevos referentes desde que comenzó el nuevo milenio?
    Podríamos pensar que me he convertido en un viejo carcamán que desprecia todo lo nuevo y eso me imposibilita de disfrutar cosas frescas, pero observando fríamente e intentando ser lo mas objetivo posible, tampoco se ve en las nuevas generaciones un gran interés por los nuevos artistas, lo cual nos podría llevar a pensar la posibilidad de que hayan perdido interés en la música. Para refutar esto sin embargo basta ver que los adolescentes en muchísimos casos sí tienen interés en la música, y  por eso recurren a autores de décadas anteriores. Esto no significa que no existan algunos casos aislados de nuevos artistas innovadores, pero comparativamente en cantidad y calidad muy inferior al pasado.
    ¿Qué pasó? ¿El postmodernismo y su “fin de la Historia” está paralizando el arte?¿Se trata de una cuestión meramente circunstancial y es sólo una etapa de transición?¿Es la opresión que genera el capitalismo mediante la mercantilización del arte provocando un periodo de estancamiento? ¿O es el reflejo de la situación sociopolítica mundial de falta de una nueva dirección transformadora?  Para responder debemos hacer un análisis abarcativo y no unidimensional, es decir, tratar de ver todos los múltiples factores que forjan la realidad, y en qué grado afectan.
   Como la práctica artística es la objetivación de nuestra subjetividad humana, el arte esta condicionado por el contexto social y político, pero no está determinado: no es una relación simple y directa. Esto significa que frente a un sistema social en crisis decadente y sin polos políticos alternativos fuertes, el mundo del creador artístico se ve afectado, se dificulta la posibilidad de imaginar realidades diferentes, se empaña la visión de rupturas sustanciales al actual estado de las cosas. Pero tampoco es imposible que haya quien logre (consciente o inconscientemente) despojarse de ese conservadurismo y escepticismo frente a un mundo conflictivo, e incluso sea capaz de reflejar la opresión y las contradicciones que afligen al ser humano. Históricamente, el arte ha demostrado tener una autonomía, pero que se da siempre dentro de un contexto social e histórico.
      La crisis del sistema capitalista y la falta de una nueva dirección política de peso influencian en la conformación de una nueva vanguardia artística, pero no es el único factor. El capitalismo, a su vez, va limitando los espacios de creación genuina. “La relación entre producción artística y las relaciones sociales de producción se presentan con un grado de contradicción que no se conocieron en sociedades anteriores” (1).  La tendencia histórica del capitalismo es a convertir en mercancía todo lo que toca. “Así se explica uno que la producción capitalista sea hostil a ciertas producciones de tipo artística, como el arte y la poesía.” (2).  Reduce el producto artístico a mercancía, la actividad artística a producción de valores de cambio –y en más de una rama del arte, a trabajo asalariado- el capitalismo tiende a anular, a desnaturalizar la función social de la practica artística.
   La gran mayoría de las corrientes artísticas nuevas que surgen en el capitalismo aparecen como una forma de rebelión. Esto es porque “Desde un punto de vista general, el hombre expresa en el arte su exigencia de armonía y plenitud de la existencia, es decir de los bienes mas preciosos que le niega la sociedad clasista. Por ello toda obra de arte auténtica implica una protesta contra la realidad, protesta consciente o inconsciente, activa o pasiva, optimista o pesimista¨(…)¨Mientras la burguesía fue una fuerza social en ascenso, pudo disciplinar y asimilar cada movimiento artístico `rebelde´, llevándolo al nivel del `reconocimiento´ oficial” (3) en un proceso contradictorio, que combina la “presión y la exhortación, el boicot y los halagos, y que tras el `reconocimiento´ se iniciará la agonía de ese movimiento artístico, y el surgimiento de un nuevo movimiento rebelde”.(4) . Esta asimilación asume ahora un carácter mucho más contradictorio, por ejemplo en la forma de “moda” estética destinada a aumentar rápidamente, y por corto tiempo, las ganancias, como viene ocurriendo con la plástica desde el cubismo para acá, o con la música popular desde hace décadas.
  En la actualidad, cuando las contradicciones sociales se han agravado al máximo, el capitalismo ha dado un paso más, al reducir las condiciones mínimas para el desarrollo de corrientes artísticas, profundizando las limitaciones La hostilidad de la producción capitalista hacia el arte se ha convertido, en nuestra época, en negación de las condiciones para su desarrollo. Cada vez el mercado cultural apunta a lo que esta `probado´, `lo que funciona´ en términos económicos, logrando un gran control conservador tendiente al monopolio que limita  los espacios por fuera que permitan el surgimiento de la nueva vanguardia.
      Para bajarlo a tierra, en el caso de la música, la degradación que produce el capitalismo se refleja fuertemente hasta en cuestiones técnicas: en la masterización, el Álbum se somete a un grado tan alto de compresión del rango dinámico del audio para competir en el mercado (para dar una percepción de mayor volumen), que termina atacando severamente la apreciación de la composición musical (perdiendo profundidad y detalles de mezcla) y genera fatiga al oído. Teniendo en cuenta los avances tecnológicos que ha habido para la grabación y para la producción sonora, en vez de traducirse en un avance que mejora la herramienta para plasmar el arte, por la presión de las `reglas´ del mercado, termina convirtiéndose en una limitación feroz para la libertad y la creación del compositor.
    Otro factor técnico que se ve afectado por el mercantilismo es el de la calidad de los equipos de audio. Desde la invención de los sistemas de reproducción y amplificación modernos en el Siglo XX, se ha ido perfeccionando la calidad del audio reproducido década tras década, hasta llegar a un nivel muy alto de fidelidad en los `80. Pero a partir de los `90 esta curva evolutiva empieza a descender. Los fabricantes de sistemas de audio se dan cuenta de que les es más redituable fabricar equipos menos durables y de menor calidad sonora, pero con un diseño mas llamativo. De esta manera logran reducir costos de fabricación y por la menor vida útil del producto, aumentan el consumo. Cualquiera que conserve un buen sistema de amplificación (parlantes y potencia) de los 80 y le adapte sistemas de reproducción actuales como un CD o un reproductor de MP3 puede comprobar que tiene en sus manos un nivel muy superior de fidelidad de audio al de un minicomponente moderno. Esta involución en la calidad de los sistemas de audio afecta a la apreciación de una composición musical y en consecuencia también a los compositores mismos. Es como si los pintores se quedaran sin galerías lo suficientemente iluminadas como para exponer sus obras correctamente. Seria muy difícil poder apreciarlas y descubrir nuevos artistas talentosos.
       Otro hecho muy importante a tener en cuenta es que todavía estamos pagando caro el rol que ha jugado el estalinismo con el arte: Stalin y su caricatura de comunismo entendieron muy bien el valor subversivo de las corrientes artísticas más renovadoras. La imaginación creadora como principal arma de la revolución, “lo nuevo que tiene que mostrarnos esta obra es que la revolución siempre es una revolución estética. Meyerhold o Stalin. No sé cuál de ellos fue el que pudo ver primero la peligrosidad de la imaginación y la creatividad reventando violentamente en una improvisación teatral, la idea surgiendo como un parto, esta mayéutica de la irracionalidad” (5)  
. Es conocido el grado de represión y censura (directa o indirecta) que ha aplicado a las expresiones artísticas  mas profundas y artísticamente revolucionarias, mediante el dogma del `realismo socialista´ y la teoría de `arte proletario y `arte burgués´. Al igual que en el plano político, en el plano del arte ha habido un frente contrarrevolucionario de censura que unió al estalinismo con el capitalismo. A pesar de esta represión, habían logrado surgir, hasta no hace tanto, nuevas tendencias innovadoras, la fuerza creativa había aprovechado los huecos libres para la rebeldía. Pero a pesar de haber caído ya el estalinismo, ha dejado huellas profundas incluso en las nuevas direcciones revolucionarias que se proclaman antiestalinistas. La izquierda revolucionaria mundial sigue arrastrando una cultura conservadora, sectaria y hasta reaccionaria para con el arte. Esto le quita a las vanguardias artísticas un punto de apoyo importante que permitiría retroalimentarse con los revolucionarios.
   Para ejemplificar esto expongo el caso de la música electrónica (aunque existen muchos ejemplos más)(6): es muy común que los activistas de izquierda la caratulen como una música burguesa (o pequeño burguesa), cayendo tristemente en la reaccionaria hipótesis estalinista de la existencia de un arte burgués y arte proletario. Teniendo bien en claro que no existe tal división para el arte (ni para la ciencia) es interesante ver cómo estos prejuicios  parten de un desconocimiento real del género, ya que los compositores de esta tendencia musical que supo tomar fuerza a mediados de los `90 tienen en general una inclinación hacia izquierda: Chemical Brothers, Air, Massive Attack, Gorilaz (7) entre otros. Mas claro es todavía el caso de subgéneros como el Digital Hardcore, con su mas emblemática banda Atari Teenage Riot  donde el discurso es ultra combativo, al igual que en el caso del Sello discográfico `Combat Records´ que agrupa a cientos de artistas del Drum&Bass. Asimismo existen eventos con una clara estética y contenidos revolucionarios.
     No pretendo con esto insinuar que todo aquel que se autoproclame revolucionario deba apreciar o apoyar cualquier nueva tendencia artística, pero al menos debe romper con los prejuicios, con el sectarismo y abrir su cabeza quitándose de encima viejas concepciones conservadoras propias del estalinismo. No solo quizás pueda ayudar al arte y a la revolución, sino darse cuenta de que se estaba perdiendo de disfrutar muchas cosas por su propia contradicción conservadurista.
    Frente a todas estas duras flechas que se clavan en el cuerpo mismo de la creación artística de la vanguardia, que la hieren y debilitan, parecería que la posibilidad de una superación está cerrada. Pero no creo que sea así, lo que no mata te puede fortalecer. Frente al vacío de dirección artística también se abre un espacio muy grande para ocupar. Es muy recurrente en el devenir social, que frente a mucho conservadurismo, la estática genera las condiciones para la explosión. Frente al hartazgo por lo existente, lo transformador es bien recibido por una parte importante, sedienta de nuevas ideas. Por otro lado, algunos avances tecnológicos facilitan la creación y difusión de la obra, como son la grabación digital, que permite que cualquiera pueda grabar de manera muchísimo más accesible en buena calidad, o la masificación de Internet que permite a los artistas  mostrarse gratis de manera completamente independiente (8), como es el caso de myspace (u otros) donde una banda nueva tiene el mismo espacio que Metallica o Madonna. .
      Lo que es muy importante tener en cuenta frente a los hechos objetivos, es cómo los sujetos nos desenvolvemos y luchamos para transformar la realidad, cómo nos quitamos los vicios estalinistas, los capitalistas, cómo generamos espacios alternativos, cómo nos organizamos para avanzar. Esto sin perder de vista  que nunca va a haber las condiciones necesarias para la libre composición artística y para su apreciación si no construimos una nueva sociedad con un socialismo democrático y libertario.